En las últimas semanas he escuchado de diferentes fuentes comentarios, reflexiones y análisis sobre los « nuevos” escándalos que comprometen a las fuerzas militares colombianas.
Comenzaré por las escuchas que miembros del Ejército Nacional habrían realizado de manera ilegal hacia periodistas, miembros de partidos de oposición del gobierno actual, jueces, líderes sociales y defensores de derechos humanos, principalmente[1].
El discurso de defensa “institucional” ha sido el de reafirmar una vez más que se trata de algunas “manzanas podridas” que habrían decidido por su propia cuenta, de poner en marcha seguimientos o perfilamientos a quienes aparentemente serian “una amenaza para la seguridad nacional”.
No se entiende como una vez más se vuelve a servir el mismo plato sin que la sociedad colombiana de muestra de estar cansada de comer lo mismo.
Tampoco se entiende la inoperancia de los organismos de control y mucho menos por qué no se ha abierto la posibilidad de reformar instituciones que parecen estar completamente podridas. En promedio cada dos años las Fuerzas Militares se convierten en titular noticioso, por cuenta de los mismos hechos. Cada vez ruedan las cabezas de unos cuantos miembros de la cúpula militar, de unos cuantos subordinados – oficiales y suboficiales quienes habrían sido los que ejecutaron las escuchas o los seguimientos.
Algunos que proponen seguir defendiendo la institución a punta de un patriotismo trasnochado, parecen olvidar que si se tratara de solo algunas “manzanas podridas”, las sucesivas purgas que tienen lugar después de cada escándalo, habrían sido suficientes, no solo para lavarle la cara a la nueva cúpula, sino para de paso otorgarle un poco de legitimidad a las acciones del Estado.
Fuera del escándalo de las escuchas y seguimientos, están los casos de las ejecuciones extrajudiciales que reventaron nuevamente el año pasado por una directiva militar, denunciada por un periódico extranjero y que traería de vuelta los mal llamados “falsos positivos”[2]. A lo anterior, se suman los escándalos a propósito de la poca o ninguna protección de las zonas de reincorporación de los combatientes de las FARC que estarían cumpliendo con lo acordado en el proceso de paz y quienes están siendo asesinados, sin que exista alguna acción para evitar que esto se repita.
La contratación multimillonaria que recae sistemáticamente en hechos de corrupción[3] parece contar viejas historias sobre contratos amañados para suministros de intendencia, alimentación, dotación y prestación de servicios para las fuerzas militares.
Es decir más de lo mismo. Cada vez se anuncian investigaciones internas y por parte de la Contraloría que nunca terminan en nada. Fuera del dinero que la cooperación internacional aporta a las fuerzas militares colombianas, la mayor parte de los colombianos olvida que uno de los rubros más pesados para el presupuesto nacional es el que se dirige al sector defensa: 35.6 billones de pesos[4].
Es decir que el dinero que todos los colombianos aportan con a través de sus impuestos, se está desviando en el pago de contratos corruptos y contribuye al pago de oficiales y suboficiales que están cometiendo delitos, es de decir les pagamos para que delincan.
Pero el 17 de mayo pasado un noticiero independiente, el único que parece haber en Colombia, denunció que miembros de las fuerzas militares estarían comunicando información a clanes mafiosos, abiertamente conocidos en el norte del país, los cuales operarían desde la Guajira. Estos delincuentes tendrían en su poder las coordenadas de las patrullas colombianas e internacionales que se encargan de realizar acciones de interdicción marítima y aérea, para evitar el tráfico de cocaína[5].
Al mismo estilo de la venta de “datos” a los paramilitares que hacía el antiguo DAS (Departamento Administrativo de Seguridad) ahora resulta que quien sabe cuántas y qué estructuras conocen de antemano los operativos programados por la fuerza pública y de los países cooperantes en la fallida lucha contra las drogas.
La cereza sobre el pastel, deriva de otro escándalo por cuenta de unos mercenarios estadounidenses, venezolanos y miembros de la oposición venezolana que estarían planeando desde Colombia una acción armada en contra de Nicolás Maduro, presidente de Venezuela[6]. Sin olvidar que hace menos de ocho días y como por arte de magia tres lanchas artilladas pertenecientes a la Armada Nacional, terminaron navegando en el rio Meta del lado venezolano de la frontera[7].
¿Cómo se explica que con todo el desfile de Ministros de Defensa que hemos tenido en Colombia ninguno haya sido capaz de proponer una restructuración de las fuerzas armadas, a pesar de tantos escándalos que no terminan en nada?
¿Cómo justificar que sin importar el presidente que esté en el poder, durante los últimos 18 años se hayan conocido por menos 3 grandes escándalos de escuchas ilegales y todavía no se sepa quiénes son los beneficiarios de la información, ni quienes las ordenaron y con qué fin?
En ésta serie de escándalos, incluido lo relacionado con los planes para deponer a Maduro, los cuales aumentan la tensión de las ya traumáticas relaciones con Venezuela ¿Cuál es el rol del Ministerio de Relaciones Exteriores- Cancillería? Aparte de inventarse estrategias fallidas para deponer a un gobernante de otro país y de avalar afrentas contra otros, como la de aplaudir que Cuba haya sido incluida dentro de los países patrocinadores del terrorismo internacional por el gobierno de Donald Trump ¿Qué tipo de trabajo interministerial se está realizando para evitar problemáticas bilaterales mayores con estos países?
¿Tienen los responsables de la Cancillería algún conocimiento sobre derecho internacional y diplomacia? Las decisiones o la falta de ellas son por decirlo menos, vergonzantes. ¿Quién está a cargo realmente de las relaciones internacionales en Colombia, tanto de las agendas bilaterales y de la estrategia diplomática de Colombia ante organismos multilaterales?
La canciller desde que la nombraron ha brillado por ausencia, y quien le legó el puesto, hoy Ministro de Defensa, no se sabe si cumple un doble rol.
Incluso durante una emergencia mundial que demanda cooperación y refuerzo acciones con los países limítrofes y teniendo en cuenta la crisis humanitaria que viven los migrantes venezolanos móviles en todo el territorio nacional, ¿no serían éstas razones suficientes para escucharlos decir algo sobre lo que el gobierno colombiano planea hacer al respeto o sobre cómo coordinar acciones con otros ministerios, organizaciones internacionales, organismos multilaterales?
En plena pandemia del Covid-19 nadie quiere saber, ni oír el mismo disco rayado de las “manzanas podridas” o de “rodear” a un estado corrupto a todo nivel, que más que solidaridad provoca vergüenza y bastante miedo. Mientras unos luchan por sobrevivir a la crisis sanitaria y económica que ya golpea a millones de personas, todos estos hechos son barridos bajo el tapete, dejando como telón de fondo un gobierno que palidece cada día ante realidades existentes desde que tengo uso de razón; pero que ellos hasta ahora parecen descubrir.
No creo que nadie con dos dedos de frente y habiendo terminado por lo menos la primaria, se coma el tal cuento de las “manzanas podridas”. La verdad que a muchos nos duele constatar es que las fuerzas militares colombianas son una “Gran Manzana Podrida” y que ya es hora de hacerles una intervención real, seguida de medidas judiciales que permitan establecer responsabilidades a todo nivel (militares y civiles) o si resulta mejor, empezar a sembrar otro tipo de fruta.
[1] https://www.aa.com.tr/es/mundo/la-revista-semana-de-colombia-denuncia-que-en-el-ej%C3%A9rcito-se-hicieron-escuchas-ilegales/1699961
[2] https://www.nytimes.com/es/2019/05/18/espanol/america-latina/colombia-ejercito-falsos-positivos.html
[3] https://pares.com.co/2020/01/08/descubren-corrupcion-en-contratos-del-ejercito/
[4] El sector de Defensa quedó en segundo lugar en el nuevo presupuesto en cuanto a recursos asignados. Contará con $35,8 billones, de los cuales $34,7 billones pagarán los gastos de funcionamiento y $1,01 billones irán para inversión. El Gobierno hizo una adición de $385.000 millones con el propósito de mejorar el equipamiento de las Fuerzas Militares y la Policía. https://www.dinero.com/economia/articulo/como-quedo-el-presupuesto-nacional/278568
[5] « Los Pachencas » obtuvieron documentos secretos de ubicación de naves de la Armada que los vigilaba: https://www.youtube.com/watch?v=Ra3uSDGL9sw
[6] https://www.semana.com/nacion/articulo/operacion-suicida-la-historia-del-plan-para-derrocar-a-maduro/670234
[7] Tres lanchas de Armada colombiana, incautadas en aguas venezolanas con armas y sin tripulantes : https://www.youtube.com/watch?v=UpwANrR-qeY
Un avis sur « La Gran Manzana Podrida »