Le apretaban los zapatos y esperó a tener ampollas repartidas indistintamente en ambos pies.
Desde que los vio en la vitrina tuvo dudas, pero el modelo estaba a la moda y le parecían un buen compromiso precio-calidad, un buen negocio.
Entonces se los probó, pidió los dos zapatos porque ya le habían dicho que probarse uno solo era una mala idea, en general los pies, así como las orejas, los ojos e incluso los senos pueden tener un tamaño y una forma un tanto distintos.
Se puso los zapatos y caminó por un espacio tapizado y limpio. Caminó en ese par de zapatos escasamente unos cuantos minutos, no los suficientes para sentir que a lo mejor le iban a apretar, o que eran demasiado altos en la zona del empeine, o que tal vez el hecho de que terminaran un poco en punta le complicaría las largas caminatas que solía hacer por el centro de la ciudad.
No recordó que desde hacia unos años se le hinchaban los pies frecuentemente.
Tampoco pareció importarle que la suela fuera lisa y que podría resbalarse fácilmente al entrar en contacto con superficies húmedas, aun más durante el invierno. Se dijo que compraría y pegaría esas placas adhesivas antideslizantes y que eso bastaría.
La verdad los zapatos le gustaban demasiado y de todos modos quería comprarlos. No existe el zapato perfecto, pensó.
Salió de la tienda con los zapatos puestos convencido de haber hecho una buena elección, de no tener necesidad de reflexionar y ni de tener que devolverlos unos días después.
Ese mismo día, sintió que le apretaban pero se dijo que con el uso se iban a hacer más grandes y le quedarían mejor. Siguió usándolos con alguna regularidad, pero cada vez era evidente que los soportaba menos.
Decidió no volver a usar los zapatos y guardarlos en el mueble de la entrada, junto con los demás zapatos que usaba con menos frecuencia: los de las fiestas y los del verano.
No pensó que tal vez sería más simple venderlos por medio de una de esas aplicaciones de artículos segunda mano, o a lo mejor donarlos. Lo importante era apreciarlos, bonitos y lustrosos pensando que un día como por arte de magia le iban a quedar buenos.
Escoger un par de zapatos le quedó grande.