La desaparición forzada es un crímen que destruye no sólo a la víctima, sino al entorno de la misma. La ausencia de justicia y de un cuerpo al que se pueda despedir, profundiza el dolor, la impotencia y la posibilidad de hacer el duelo. Esta horrenda práctica ha sido utilizada indiscriminadamente en Latinoamérica, por parte de actores distintos que históricamente han gozado de impunidad.